OBRAS | Año 4 N° 5
La lectura de sus Obras, Sermones, Cartas y su Diario, son parte de la herencia metodista un “evangelio integral” para nuestra edificación personal y comunitaria.
De su Obra «Un nuevo llamado a las personas razonables y religiosa. Parte 2*” extraemos:
Para empezar, aparte de cualquier tipo de opinión o de diferencias sobre cuestiones prácticas discutibles, voy a mencionar, tal como me vienen a la mente, ciertos principios comunes, que son desaprobados, pero que se encuentran, más o menos, en personas de todas las denominaciones.
No obstante, antes de entrar en esta penosa tarea, les ruego, hermanos, por las misericordias de Dios, por cualquier amor que tengan a Dios, a su país y a sus hermanos, no se fijen en quien habla sino en lo que se dice.
Si es posible, por una hora dejen a un lado sus prejuicios y escuchen con atención a lo que se propone. En cada acápite, pregúntense: ¿es verdadero o falso? ¿es razonable o no? Y si me preguntan «¿a juicio de quién?». Yo contesto: a juicio de ustedes. Apelo a la luz de su propia mente. En esto cada uno debe afirmarse: no puede ser juzgado por la conciencia de otro. Juzga por ti mismo con la mejor luz que tengas. ¡Y que el Dios misericordioso nos enseñe, a mí y a ti, lo que no conocemos!
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Tampoco les vamos en zaga en cuanto a injusticia o impureza. ¿Con cuánta frecuencia hay rapiñas entre nosotros? ¿Y la violencia no está en nuestras calles?
¿Y qué leyes son efectivas para impedirla? Y los robos de toda clase, ¿no ocurren en todas partes de nuestra tierra, aunque la muerte fuese su castigo? Y ¿no hay entre nosotros los que toman interés y usura y que extorsionan a sus prójimos con violencia?
En verdad, son negocios que subsisten gracias a una extorsión que no se ha conocido ni entre los judíos o los paganos. ¿No existen todavía la medida escasa, la balanza falsa y bolsas de pesas engañosas?
Además de los miles de formas de engaño y fraude, la astucia y el misterio de cada negocio o profesión. Sería una enorme tarea descender a los detalles, señalar cada circunstancia, de cómo se han corrompido, no sólo los estafadores y los jugadores, ese fastidio y escándalo de la nación inglesa, sino también gente alta y baja, rica y pobre, de reputación o sin reputación, a todo nivel de vida pública o privada. No sólo eso, sino que se aplauden entre sí y justifican lo que hacen como táctica y sabiduría.
Así que, si la ganancia está a la mano, no importa si la justicia está lejos. De modo que el que se aparta del mal, el que no conoce sus secretos, se convierte en presa, y los impíos devoran al que es más justo que ellos.
¿Y quien corrige? Supóngase que un poderoso oprime a los necesitados y los ricos muelen la cara de los pobres. ¿Qué remedio hay en este país cristiano para tal clase de opresión? Si uno es rico y el otro es pobre, ¿no se aleja la justicia? Y el pobre no se encuentra en la probabilidad (si no imposibilidad) de obtenerla? Tal vez los riesgos sean mayores entre nosotros que entre los judíos, los turcos o los paganos.
Por ejemplo: supongamos que un hombre poderoso, legal o ilegalmente, le hace daño a su prójimo. ¿Qué harías tú? ¿Denunciarías a su señoría en el juzgado? ¿Sería tratado el caso en el próximo tribunal de casación? ¡Ay! Tus propios vecinos, los que conocen bien cómo son las cosas, te dirán que «estás loco».
*Wesley publicó tres fascículos sobre el mismo tema que lo dividió en Parte 1, Parte 2 y Parte 3.
La selección de los párrafos de los textos fueron elegidos teniendo en cuenta varios criterios (temática, extensión, contenido del mensaje, impacto en el lector, etc.) sin embargo no excluyen cierta cuota de arbitrariedad difícil de evitar, por lo cual pedimos disculpas por anticipado.