OBRAS | Año 3 N°3
La lectura de sus Obras, Sermones, Cartas y su Diario, son parte de la herencia metodista un “evangelio integral” para nuestra edificación personal y comunitaria.
De su Obra “A un bebedor” extraemos:
¡Eres un ser humano! Dios te creó humano, pero tú te has convertido en un animal. ¿Cuál es la diferencia entre un humano y un animal? ¿No es, acaso, la razón y el entendimiento? Pero tú desperdicias tu razón y te despojas de tu entendimiento. Haces todo cuanto está a tu alcance para transformarte en un mero animal. No me refiero únicamente a actuar como tonto o loco sino como un cerdo, un pobre y asqueroso cerdo. ¡Ve y revuélcate con ellos en el lodo! ¡Ve, continúa bebiendo hasta que tu desnudez quede al descubierto y la vergüenza de tu propio vómito cubra tu gloriosa humanidad!
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De modo que ahora ya estás preparado para que el diablo haga su obra. Te has despojado de toda bondad y virtud, y has llenado tu corazón con todo lo que es malo, mundano, sensual y demoníaco. Has forzado al Espíritu de Dios a apartarse de ti, porque no estás dispuesto a tolerar que te reprenda, y te has entregado como un ciego en las manos del diablo, permitiéndole que te guíe según su propia voluntad.
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¿Cuál es la razón por la cual te envenenas? ¿Sólo por placer? ¡Así que por placer estás dispuesto a transformarte en una bestia o más bien en un demonio!
¿Correrás el riesgo de cometer toda clase de vilezas por el placer que sientes durante los breves instantes en que el veneno baja por tu garganta? ¡Tú no puedes llamarte cristiano! ¡No puedes llamarte humano! Te has hundido más bajo que la mayoría de las bestias que están destinadas a perecer. ¿O será más bien que bebes por estar en compañía, para complacer a tus amigos? Tú dices que es «por estar en compañía». ¿Cómo se explica esto? ¿Tomarías una dosis de veneno para ratas «por estar en compañía»?
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¡Arrepiéntete! Mírate y date cuenta de cuán desdichado eres. Ruega a Dios que te convenza en lo más íntimo. ¡Cuántas veces has vuelto a crucificar al Hijo de Dios y le has expuesto a la vergüenza pública! Ruega que puedas llegar a conocerte por dentro y por fuera, con todo tu pecado, tu culpa y tu debilidad. Luego clama a Dios: «¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!» ¡Cordero de Dios, quita mis pecados! Concédeme tu paz. Justifica al pecador. ¡Oh, Señor, acércame a la sangre rociada para que al levantarme ya no peque más, y que pueda amar mucho porque mucho me ha sido perdonado!La selección de los párrafos de los textos fueron elegidos teniendo en cuenta varios criterios (temática, extensión, contenido del mensaje, impacto en el lector, etc.) sin embargo no excluyen cierta cuota de arbitrariedad difícil de evitar, por lo cual pedimos disculpas por anticipado.
La selección de los párrafos de los textos fueron elegidos teniendo en cuenta varios criterios (temática, extensión, contenido del mensaje, impacto en el lector, etc.) sin embargo no excluyen cierta cuota de arbitrariedad difícil de evitar, por lo cual pedimos disculpas por anticipado.